En el artículo «¿Mi hijo necesita gafas? No lo creo…» explicábamos la importancia de no posponer, en caso de necesidad, la utilización de las gafas hasta que el niño fuera mayor.

En el presente artículo queremos dar algunas indicaciones para aquellos padres cuyos hijos deben usar gafas, ya que seguramente duden acerca de la forma de las gafas o cómo actuar si el niño no las quiere.

Recomendaciones

Estas gafas se adaptan perfectamente sobre la nariz del niño.
  • Puente bajo o incluso invertido. El puente de las gafas es la unión entre las lentes de los ojos. Si el puente está en la parte superior, al escurrirse en la nariz chata de los niños, éstos enseguida miran por encima de ellas.
  • Las gafas tienen que ser redondas u ovaladas. Para evitar que los niños no miren por encima de las gafas, éstas no deben ser rectangulares de poca altura.
  • Monturas de pasta. Las gafas de pasta se adaptan mejor que las metálicas, ya que estas últimas se apoyan mediante unas plaquetas de silicona en la parte lateral de la nariz. Como los niños tienen la nariz más pequeña, las aletas enseguida se aflojan y las gafas descienden.
  • Comprobar que el ojo quede centrado con respecto a la lente. Además, al mirar hacia arriba y abajo, el niño debe seguir mirando por dentro de la lente sin molestarle la montura. En los bebés es mejor elegir una montura blanda (de silicona, por ejemplo) que, aunque tienen el inconveniente de que las lentes se desprenden con facilidad, permiten que el niño se apoye sobre ellas cuando se queda dormido en el cochecito de paseo o en la sillita del automóvil.

Figura con las gafas de rayas blancas y negras: gafas mal adaptadas porque el ojo queda descentrado respecto a la montura y en cuanto mire hacia arriba le molestará el marco de la gafa. Figura con las gafas rojas: gafas perfectamente adaptadas para la forma de la cara del niño.

  • En niños pequeños utilizar sistemas para evitar que las gafas se pierdan o se rayen. Un buen método es que de las patillas de las gafas salga un cordón, sujetado mediante un imperdible al jersey del niño (por la espalda). Es también frecuente utilizar una goma por detrás para que las gafas se ajusten, pero es molesta y puede resultar incómoda si está muy apretada. Así pues, una mejor opción es curvar las patillas, rodeando las orejas sin producir rozaduras.
  • Las gafas como elemento positivo. Si tu hijo tiene 3 o 4 años, déjale participar en la elección del color de la montura. Eso le hará sentir importante y le hará más ilusión llevar gafas. Dile que las gafas son suyas y que aunque otros niños se las quieran probar no se las debe dejar. Eso convierte a la gafa en un objeto de deseo del cual él es poseedor.

Es muy importante que no oiga comentarios del tipo “¡Pobrecito!» o «¡Qué mala suerte! Tiene que llevar gafas”. Hazle fotos divertidas con gafas para que se vea guapo y, sobretodo, no le hagas quitar las gafas para hacerle una foto a menos que sea imprescindible.

  • Tener gafas de repuesto. Es bueno que los niños tengan dos gafas, ya que no es raro que las rompan o se las olviden. Son muchos los establecimientos ópticos que por un poco más venden 2 gafas en lugar de 1.

Niños más mayores

Se debe intentar ser más condescendiente, pues para ellos significa un cambio en su imagen y lo ven como negativo. En estos casos es muy importante que ellos elijan la montura, informarles de las modas, permitirles que tengan más de una gafa (una para el colegio y otra “para salir”)… Piensa que es como comprarle una chaqueta o unas botas de moda. Si tu hijo se ve guapo con las gafas será más fácil que las acepte, y tú no habrás tirado el dinero.

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